lunes, 18 de febrero de 2008

Historias de Hippies

(Chuma)


Hay dos tipos de Hippies, los sedentarios y los nómades. Hasta que entramos a costa Rica sólo habíamos conocido hippies sedentarios, en Tulum, donde pudimos deleitarnos con el Italiano del Dodge y el resto de los habitantes de la comunidad. Llevan una vida bastante agradable, libre y relajada, pero a la vez un tanto decadente. Tienen tan poco que hacer que el aburrimiento les trastorna la cabeza y se van al litro y la marihuana. No es ley pero sí una tendencia bastante inevitable. No pasa lo mismo con los hippies viajeros, que son mucho más sanos, estimulantes y entretenidos. A continuación, algunas de sus historias. El primero lo conocimos entrando a Costa Rica, cuando divisamos a un tipo con dos trenzas tipo Piel Roja, un poncho y a pié pelado caminando entre la aduana de Nicaragua y Costa Rica. "Ahí va el hippie", dijo mi papá (aparentemente ya lo había visto antes). "Va a sin zapatos!!" dijo uno de los cabros. "Pero qué tipo más estúpido" dijo la Pola. Yo asentí, pero la curiosidad me estaba matando asique, tras estacionarnos, nos bajamos con Jaime y fuimos a conversar con él. "Chileee!!!", gritó emocionado con acento gringo. "Yes! Chile!". "I´m going to Chile!!", dijo. Yo me preguntaba cómo un tipo en ese estado podía hablar con tanta energía, por lo que comencé a interrogarlo. Le pregunté por qué andaba sin zapatos y me lanzó una explicación que por un momento me convenció: "Your heart makes boom boom really! The heartbeats..." "Yes" "And the earth is alive really..." "Mmm yes..." "So, if you walk without shoes you can feel the beats of the earth!". Me olía que algo fallaba en su silogismo pero me gustó la idea y los tres nos sentamos a conversar. Resultó que era originario de una isla canadiense, donde todos vivían en comunidad y no había policías. Pero al amigo, de sólo 23 años, le pareció que allí no podía ser lo suficientemente libre asique decidió salir a dar una vueltecita. Primero llegó a un festival de rock en Washington, pero después una amiga lo invitó a México, al "Rainbow Gathering", una "institución" con jardines en varios lugares del planeta donde todo es gratis para los hippies, incluída la comida y la marihuana. Financiada según él por hippies millonarios, pero para mi que son los narcos porque todavía no conozco un hippie millonario. Después de pasar algún tiempo en los jardínes del edén, donde me confirmó la nefasta realidad de los hippies sedentarios, continúo su viaje hacia el sur. Su plan era llegar rápido hasta Chile, donde su enamorada francesa estaba haciendo trabajos voluntarios (mediaguas), y luego volver a Panamá. Todo esto bien rápido porque tenía que estar en Panamá a principios de Abril, cuando hay mayor tráfico de buques hacia Asia a través del canal. Su plan, para nada fijo porque por supuesto había que dejar que "todo fluya", era continuar el viaje en India, Nueva Zelandia o adonde lo llevara el destino. No tenía más que dos doláres en el bolsillo, no aceptó mis chalas de regalo y, a pesar de todo, iba feliz y contento. Nos habló emocionado del atardecer que había visto en Guatemala, con un arcoiris entre dos cortinas de nubes de colores, y con mucha lucidez sobre su crecimiento interior. En Panamá nos alojamos casi todos los días en un parque enorme, muy tranquilo y lleno de viajeros motorizados como nosotros. Primero conocimos a un milico retirado que había vendido la casa y se compró una motorhome tipo micro como la de Simo, gigante! Y lujosa. Conversando con él llegó al lugar una hippie con rastas que me atrajó altiro, no por lo bonita eso si. Venía manejando desde San Diego en el "supermagicbus", el de la foto. Partió sólo con una amiga pero, como siguiendo el plan inicial, fue recogiendo gente por el camino. Usaron una página de internet para conseguir tripulantes (). Iban a un paso envidiable, quedándose a veces hasta 2 meses en un sólo lugar, con un año de viaje encima. El destino: Perú. Pero estaban atascados en Panamá hace tiempo porque no se puede cruzar a Colombia por tierra (excepto héroes como éste: ) y el embarque cuesta mínimo 2.000 dólares. Como no tenían la plata se vieron obligados a poner en venta la maquinita que habían comprado a una escuela en Colorado por la módica suma de 100 dólares. Esa noche estaba especialmente feliz porque acababa de conseguir comprador: 500 dólares a una pareja de canadienses que había trabajado 2 años en un barco de carga por el Atlántico. El viaje se había acabado para el supermagicbus pero no para ella, iba a volar a Perú con sus últimas chauchas para encontrarse con un 'amigo' de allá y después irse con él a una isla del pacífico. En el lugar había otros personajes, como un italiano que pasó a saludarnos a la mañana siguiente. Bien vestido y bien alegre, casado con una panameña. Vendió la casa y se compró un yate de 38 piés donde vivía. Él no trabajaba, "el médico no se lo permitía" entre risas, pero su mujer sí, en el centro de Panamá. Un vaca, ídolo. En los días siguientes vendió el yate -para comprarse una motorhome al parecer- y nos ayudó amablemente con algunos trámites. Pero más interesantes para mí fueron una pareja argentina, de unos 25 años, que estaban donde mismo. Habían comprado una Dodge año 76 a mil dólares en USA y habían demorado 2 años en llegar a Panamá. Además tenían una Chevy Van año 93 que les había regalado un holandés que, como todos, había llegado al parque panameño y no había podido ni cruzar ni devolverse. Me enamoré de la Dodge. El plan era vender la que les habían regalado y con la plata cruzar a Colombia. Y como en Argentina no se pueden motorhomes y en Chile sí, si logran llegar me la venden baratita :) Ojalá funcioné eso... Por último, haciendo los papeleos para cruzar a Colombia, en policía local, nos encontramos con otros viajeros. Primero con los mismos canadienses que compraron el "supermagicbus", que nos pidieron los mapas que habíamos usado. También con un italiano-gringo que había viajado a Mongolia en un Fiat Panda -más chico que el Uno- y ahora iba a Argentina en un Mustang 68. No hippie, viajero taquillero más bien, pero muy buena persona. Y finalmente... una historia impactante. Un británico que venía en moto desde Los Ángeles sólo. Lo realmente impactante no fue tanto conversar con él sino meternos días más tarde a su blog (), donde nos enteramos que no había partido sólo sino con su hijo de 18 años. Pero saliendo de Los Ángeles hacia San Francisco, a 30 millas de andar, al hijo lo atropelló un camión y murió. Después de la sepultura decidió terminar la travesía sólo. Una verdadera tragedia, que nos enseña a no sufrir por las nuestras (como para nosotros el que ahora tengamos que esperar 2 semanas a que alguien nos cruce a Ecuador o Colombia).

1 comentario:

entrelaspiedras dijo...

pequeños relatos, grandes historias... como los envidio. abrazos